viernes, 30 de julio de 2010

Un sábado cualquiera

Juan se levantó del sofá y cerró la ventana. Hacía un calor insoportable y el ruido de los jóvenes haciendo botellón en el parque de enfrente de casa no le dejaba concentrarse.

Tenía que escoger la nueva becaria para su estudio de arquitectura y tiene dudas de cual elegir. El año pasado le pasó lo mismo con María, la becaria que acababa de despedir.

Le dio pena despedir a María, trabajaba bien a pesar de que apenas le pagaba 800 Euros. Desde hacía años tenía en su estudio siempre algún becario. Tenían ganas de aprender y sacaban adelante el trabajo rutinario. Para los trabajos más estimulantes y golosos ya estaba él. Así pues, cuando vino la crisis, se dio cuenta que despidiendo a sus dos empleados: un arquitecto técnico y un delineante, ganaba aún más dinero que antes de la crisis. Había menos trabajo, es cierto, pero los becarios son tan baratos...

Quizá María estaba en el botellón del parque. Siempre le decía que el fin de semana se iba de botellón con su novio y sus amigos. Con sus salarios no podían permitirse ir a una discoteca con las copas a 10 Euros y con la música tan alta que casi no podían hablar entre ellos. En el parque ponían la música que les gustaba, bebían y comentaban sus penas y su falta de expectativas de futuro.

Quizá María estaba en Florencia, de viaje. Era una apasionada de la arquitectura. Como aún vivía con sus padres podía ahorrar un poco y de vez en cuando viajaba.

En fin, debía de concentrarse en elegir a la nueva becaria. Tenía dos opciones: Marta y Noelia. A las dos se las veía muy preparadas y con algo de experiencia ya que habían sido becarias en otros estudios de arquitectura. Al final se decidió por Marta.

Tenía las tetas más gordas.




Cuidadano J.

1 comentario:

  1. Muy bueno.
    Esta es la horrible realidad. Pero como "esto es o que hay" y "no hay nada que hacer", pues toma.

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