domingo, 22 de mayo de 2011

Y por fin...REVOLUCIÓN

Las cosas de verdad, históricas, ocurren así, de repente.

Hoy me acuerdo de Noam Chomsky, de Naomi Klein, de Michael Moore, de James Petras, de Susan George, de José Luis Sampedro, Stephane Hessel, de Hugo Chavez y el olor a azufre en la ONU. De tantos compañeros anónimos que llevan protestando, denunciando tanto tiempo en la prensa, en internet, en su trabajo, en su vida. Que valientes fueron. Lucharon contra una época que solo puedo calificar de fascista.

Desde 1990, después de la caída del muro de Berlín, las potencias occidentales, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y detrás todos sus pequeños advenedizos mendicantes, España, Holanda, Italia, Suiza...ya no tenían enfrente la alternativa que representaba la URSS. Era el momento de lanzarse a la conquista del mundo. "Un nuevo orden mundial" lo llamó Bush padre. Los países de la antigua órbita soviética fueron absorvidos dentro de la OTAN, la UE, previo paso por caja, a costa de sus servicios sociales y sus industrias, provocando inmigración y pobreza.
En 1991, se invade Irak, el antiguo aliado, con excusas engañosas, en el primer movimiento hacia oriente. Se desintegró Yugoslavia, la otra gran federación europea, para fagocitarla después dentro del sistema, convertida en pequeños y débiles estados. Todo esto con la complicidad delictiva de Alemania, en primer lugar, y del resto de potencias después. Los grandes poderes occidentales se creían en la cumbre. Continuó la política de hechos consumados en Israel, con objetivo de robar unas tierras y crear una avanzada de occidente en oriente. El Reino Latino de Jerusalen.

En 1997, en Estados Unidos, se crea el PNAC (Project for the New American Century), que contaba entre sus distinguidos socios a los hombres más poderosos, George Bush, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Richard Perle, Dick Chenney y que como objetivo, tenía sentar las bases para que Estados Unidos dominara el mundo durante todo el siglo XXI. 50 años antes, otros dijeron crear un Reich que duraría 1.000 años. Son los años 90, años de derrota moral del progresismo. Años de neoliberalismo, de privatizaciones, de una sociedad de incultura galopante, donde la música, el arte, la televisión están al servicio del dinero y del lavado de cerebro. Una sociedad en la que se fomenta la estupidez, la chabacanería, la autocomplacencia y la derrota, el mercantilismo, el consumismo, el pensamiento único. Con cuantos memos me topé durante aquellos años. Dándome contra un muro.

Pero en 1.999 se cae la bolsa en Nueva York. Se hunde el Nasdaq y los que pensaban que hasta la fruta se compraría por internet, que adoraban postrados al ídolo norteamericano, deben seguir bajando al frutero de la esquina. Cuanta paliza daban y yo aguantando a tanto pesado.

En ese momento, el sistema de crecimiento perpetuo, de huida hacia adelante, estaba quebrado. Hacía falta un acontecimeinto catalizador, un cataclismo cegador, para dar un paso definitivo de saqueo, de robo, de aniquilación. "La doctrina del Shock", lo llama Naomi Klein tan acertadamente. Hacía falta un enemigo, hacía falta locura colectiva y fascismo. En 2.000, un infome del PNAC, titulado "Rebuilding America´s Defenses: Strategy, forces and resources for a new century", en un ejercicio profético, habla del control de Oriente Medio y sus recursos, acuña el término "Eje del mal", de incrementar la presión sobre China y habla de la necesidad de un evento a escala global que actúe como detonador.

En 2001, se producen los atentados del World Trade Center. Permitidos, perpetrados o aprovechados. Da igual. Se sabrá dentro de muchos años. Ya tenían su Shock, su evento a escala global, su detonador.

En un último estertor, el sistema invade dos países, desencadena dos guerras, la muerte y el dolor a miles de personas inocentes, baja los intereses a 0, derrocha crédito, estafa al pueblo que se deja estafar como cómplice por codicia, y consigue 10 años más de falso crecimiento, de burbuja. En los pequeños países acólitos, los obedientes bufones imitan al rey con políticas similares a las del amo, con liberalizaciones de suelo, con crédito fácil y ladrillazo.

Yo paso 10 años viendo la locura en sus ojos, hablan de "reconquista" de América Latina, de comprar un piso por 40 millones, venderlo en dos años por 80 y comprar entonces un ático. De ser una potencia mundial. No se dan cuenta de que están dentro del fascismo. Un fascismo económico, donde los nuevos judíos son los pobres.

Una vez más, toda esta loca carrera se hunde. En 2008 vuelve a quebrar la bolsa en un puro ejercicio de lógica matemática. Los bancos están en quiebra. Los de los ojos brillantes, se dan cuenta de que no son ricos, que son pobres y que les han engañado, que son estúpidos. Los pisos de 50 millones, ahora valen 20 y el banco se los quita. Nunca se ha visto en este país, a las familias perdiendo las casas. Era algo inaudito.

Los poderes políticos, entregados al poder económico, en desvergüenza Versallesca, cubren las pérdidas de sus dueños con dinero público, llevando a los Estados a la ruina. Se recortan libertades y derechos del pueblo para poder pagar el cheque de la Crisis.

Nada queda de nación, estado, país, futuro, vida. El monstruo financiero, nunca pierde y lleva al pueblo a la deseperación. Pero aquí está el error histórico, matemático. Se cumple la última fase del Capitalismo, la Revolución. Cuando no te queda nada, sales a la calle, y los que parecían tan fuertes resultan insignificantes.

Han sido 7 días maravillosos. No me he cansado de pedirlo, humildemente desde mi posición, y por fin ha ocurrido. Y como yo, miles de compañeros. No importa quien gane hoy. Lo importante es no parar este movimiento. Seguir y seguir hasta conseguir lo que queremos. Que se nos unan los parados, los inmigrantes, las ciudades que están sufriendo. Los hermanos portugueses y griegos. Darle forma, hacer un calendario de movilizaciones. Darle cuerpo.

Adelante, ya no tenemos miedo, no hay nada que pueda pararnos.


Gracias a todos.





Ramiro Carvasio

lunes, 9 de mayo de 2011

Agencia de calificación

La Agencia Ramiro Carvasio, en representación de la Humanidad, baja la calificación de la Agencias Standard & Poor´s, Moody´s y Fitch a la mínima nota. Cero.

1. No supieron preveer la crisis, luego son incompetentes. Si supieron predecir la crisis, son cómplices, luego no son de fiar.
2. Basan sus conclusiones en teorías fariseas, como las de Adam Smith, Milton Friedman o Hayeck, una pandilla de lampreas
3. Responden a intereses privados, luego nada tienen que hacer en el ámbito público.

Quedan borrados de la ecuación.


Best regards,




Ramiro Carvasio

domingo, 8 de mayo de 2011

El Santo

Hace unos días, dieron la noticia de que se había hecho en España un pionero transplante de riñón en cadena. El primer eslabón fue un religioso catalán, que se puso en contacto con la Organización Nacional de Transplantes para donar uno de sus riñones para quien lo necesitara.
Yo soy muy miedoso con los médicos, no dono ni sangre porque me da pánico. Ya tuve mi experiencia hospitalaria hace años y creo haber cubierto el cupo. Ahora disfruto de mi salud.
No se me puede ocurrir nada más valioso que un riñón. Un riñón que da la vida. Yo guardo los dos míos, por lo que pueda pasar. Si algún día, alguien cercano lo necesitara, imagino que se lo daré, pero este hombre lo ha dado al desconocido prójimo, solo para hacer el bien.
He escrito cosas malas de la "casta sacerdotal", sobre todo cuando sirve de manto de oscuridad para el pueblo.

No creo en Dios, pero creo en ti, hermano.

Bienaventurado seas.





Ramiro Carvasio

lunes, 2 de mayo de 2011

Bin Laden ha muerto

Estimados poderosos,

Dejen de insultar mi inteligencia con cuentos para bobos. No hay nadie que se crea semejante mentira. Todo este tinglado fue una excusa para invadir y saquear, que es la base de nuestro sistema económico. Un sistema quebrado y en crisis desde 1.999.

Pero una conclusión importante hay que sacar. Se ha acabado este ciclo. Viene una nueva mentira global, algo muy ruidoso. Estén preparados, no se lo traguen o caeremos en una nueva espiral de locura colectiva, tontos recitando como papagallos, miedo, guerra y miseria.


Somos más inteligentes que todo eso.





Ramiro Carvasio