martes, 21 de junio de 2011

De la falacia del Liberalismo

Una gran mentira ha sustentado todo nuestro sistema económico y social desde hace dos siglos. Una gran falsedad, lanzada al mundo con intención farisea y embustera. Es la falacia del liberalismo.

Según los prohombres del liberalismo económico, la ausencia de regulación económica ofrece libertad al ser humano para labrarse su propio futuro, gracias al esfuerzo y al trabajo. Sólo nos debemos a las leyes del mercado, del comercio, de la oferta y la demanda, que son iguales para todos.

Sin embargo, el error es de raiz, ya que los hombres no partimos de una misma situación económica y social. En un mundo sin reglas, el poderoso lleva siempre las de ganar. La teoría del liberalismo económico solo sirve si todo el mundo regalara sus pertenencias y empezáramos todos de 0, y así en cada generación, lo cual es imposible. Pero partiendo de una situación heredada del Antiguo Régimen, la desregulación económica solo produce nobles empresarios y banqueros, y campesinos obreros y pobres. Ese liberalismo que proponen es una utopía.

Imaginen una carrera de 100 metros lisos, donde unos salen desde el metro 0, otros desde el metro 80 y otros incluso desde el metro -50. Se da el pistoletazo de salida. No hay reglas, solo correr. ¿Adivinan quién ganará la carrera?

En el siglo XIX, cuando comenzó el liberalismo, los nobles comenzaron la carrera desde el metro 80, con tierras, bancos, títulos, mientras que la mayoría partía del metro 0, sin nada y otros incluso, desde más atrás, sin educación, enfermos, con deudas. Esta situación se repite a cada generación. Unos lo tienen todo de cara, y otros, todo en contra. El sistema liberal perpetúa esta situación, por lo que nada tiene de libre.

Esto mismo ocurre internacionalmente, donde unos países son irremediablemente pobres y otros enormemente ricos. Si en esta situación se predica la libertad económica, lo que se está predicando es la esclavitud.

Cuando queremos arreglar un estado de desigualdad, se aplica con mucho acierto, la discriminación positiva. Favorecer al desdichado en detrimento del afortunado. Es la única manera de igualar las cosas. Ese es el verdadero liberalismo.

No se lo traguen. Cuando oigan a algún o alguna presumiendo de que es liberal, sepan que en realidad representa todo lo contrario a la Libertad. Solo defiende que se mantengan sus privilegios, o los de sus amos. Más que Liberal, yo lo llamaría Aprovechado, ingenuo o malintencionado.


Terminó el engaño, la prostitución del lenguaje.




Ramiro Carvasio

2 comentarios:

  1. Hace poco me recriminaban defender el comunismo, o no condenarlo, como sistema injusto en el que el gobierno les roba a los pobrecitos ricos, que son los que han ganado miles de millones con el sudor de su frente, su esfuerzo y su inteligencia y entregarlo a los desgraciados que lo malgastan y lo despilfarran y es por eso, por lo que no tienen donde caerse muertos.
    Supongo que sería uno de estos liberales de los que hablas. :P

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