jueves, 12 de agosto de 2010

Ying-Yang generacional

"En el éxito está la semilla del fracaso y en el fracaso está la semilla del éxito"

Los años 70 fueron años de bonanza para España. El capital extranjero se instaló, consolidó el existente, y el españolito medio, escasamente formado, encontró trabajo
en las múltiples fábricas que se instalaron.

Era un milagro. Sin hacer nada, sin aportar un duro, España avanzó y se desarrolló. Cierto es que la situación política era la que era y no precisamente buena.

La productividad de las empresas estaba lejos de los estándares europeos (y a años luz de los alemanes), pero éramos tan baratos que compensaban la baja productividad, el absentismo laboral y el cachondeíto que hasta hoy en día ha persistido.

Al calor de esta situación se ha criado una legión de cincuentones golfos, gandules redomados en algunos casos y que sufren unas espantosas gripes que duran una semana o dos, una media de tres veces al año.

Fueron estos años de bonanza y buenrrollismo la semilla del fracaso económico, social e industrial de la España actual.

¿A quién se le ocurría investigar, patentar nuevas formulas, optimizar e incrementar la productividad y atajar el golferío laboral? A nadie. El trabajo venía solo, como el maná en el desierto. Ni siquiera nos preocupábamos en exportar. ¿Para qué?

Cuando se ha acabado el chollo, cuando ya no hemos sido tan baratos y el capital extranjero, harto de la escasa preparación e ineficiencia, harto del gañanismo industrial patrio, ha encontrado otros países y se ha ido.

La generación pasada ha dejado esto hecho un solar. Estoy seguro que será nuestra generación, los que tengan ganas de luchar y salir adelante, los que terminen de una vez por todas con la España negra y cutre. De este gran fracaso actual tiene que nacer la semilla del futuro.

¿Será posible este renacimiento?


Ciudadano J

2 comentarios:

  1. Lo que más me gusta es que rompes la ley de respetar siempre a nuestros mayores. Es un pecado decir que los cincuentones son vagos porque se han adjudicado el mérito de haber transformado y modernizado el país. Todo el mundo lo acepta. Por contra, los jovenes son todos unos vagos. Todo el mundo puede explotarlos, humillarlos y decir que encima son unos afortunados. Aunque no tengan casa. La realidad es muy diferente. Tanto tú como yo conocemos mucho carroza más perro que una manta, resabiado, improductivo, conservador y apoltronado. Y ese hecho hay que denunciarlo aunque suene a sacrilegio

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  2. Y además, siempre los viejos presumiendo de sufridores, la gran excusa del débil. Parece que gozan viéndote mal. Les duele que vueles... Envidiosos y además dando pena.

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