viernes, 30 de julio de 2010

Te quieren muerto

Es una manía algo molesta ya, que cuando alguien se muere, todo el mundo de deshace en elogios y mieles que terminan por resultar no creibles y exageradas. En cambio, entre los vivos no veo nunca todas esas alabanzas y muestras de amor. Más bien envidias, cotilleos, daño, poder y sumisión. Cuando el fiambre está presente no hay ni un valiente que se atreva a decir, "pues este tío era un hijoputa", "abusaba de los débiles", "no le acompaño en el sentimiento porque el mío es de fiesta". Creo que sería una actitud mucho más honesta. Joder, gente que no se podía ni ver y el día del entierro todo son lastimicas y pucherillos. Da la sensación que con este teatro se persigue un fin. Claro, el vivo siempre persigue algún fin. El muerto no. Y el fin es mostrarse ante la comunidad como un ser piadoso y bueno. No importa que le saboteara el proyecto en la oficina metiéndole un virus en el ordenador. "Eran cosas nuestras".

¿Por qué ese amor desmesurado al muerto? Porque ya no es una competencia, una amenaza a tener en cuenta. Ahora es un muertuso, al que salvo demencia del jefe no van a ascender. El muerto ya no puede comprarse un coche mejor que el tuyo, una casa mejor que la tuya, quitarte tu trabajo, tener más amigos, ser más guapo, más fuerte. "Por eso ahora lo quiero tanto".

El muerto es la nada, y por tanto se puede hacer con él lo que se quiera. Por eso, pobres escritores, que mientras vivían, tuvieron que luchar contra los bobos, los envidiosos, los provechosos, los crueles y llevaron una vida de miseria, una vez muertos, esos mismo que le hicieron la vida un dolor, o unos iguales, lo convierten en el adalid del Castellano, el gran prohombre, el símbolo de la patria. Pero cabrón, y por qué no le ayudasteis en vida. Ah, es que entonces era peligroso, era rebelde. Pero una vez muerto, lo pongo en la etiqueta de la Coca Cola.
Mirad al pobre Cervantes. Tan inteligente que era, que podía ver a través de la mente humana y tuvo que luchar toda la vida por su supervivencia contra los mismos tipos que ahora lo sientan en la cumbre de los cielos.

Suele pasar con los Grandes Hombres, que vieron más allá que los de su tiempo. En vida los masacran y luego, los cobardes, se valen de sus descubrimientos, de sus ideas, de sus enormes figuras, para hacerse con una parte de su genio.
Por eso, amigos, amen a los vivos que se lo merezcan y odien a los vivos malvados. Y cuando se mueran, sean honestos y no se las den de Rabí. Las cosas hay que hacerlas en vida, que después de muerto ya no sirve.

Por eso, el día que yo muera, que no está claro que vaya a suceder tampoco, pero si llega el día que esté de fiambre presente, haré leer, por algún vivo claro, una carta donde maldeciré a todos los presentes, sus linajes y sus descendientes, a la patria y más aun, al mundo entero, por los siglos de los siglos.

A ver quien tiene pelotas entonces de decir lo bueno que era.


Ramiro Carvasio

2 comentarios:

  1. Hay algunos que solo aman aquello que no puede daňarlos, es decir, lo inferior, mientras que temen u odian lo superior. Por eso, como dices, con palabras tan ilustrativas, aman al muerto, con un amor que es un poco una especie de compasión. Sin embargo Hölderlin, en su novela epistolar Hyperion, dice, en alguna página por ahí, que no me acuerdo, que es hermoso amar al que es igual a tí, pero amar al que es superior es divino. Siendo sensible, puede llegar a entenderse esto y a lo mejor a sentirlo. El que es superior a tí es peligroso. Por eso dice Rilke que el ángel es el comienzo de lo terrible. El verdadero amor es peligroso, es un salto en el vacío. Por eso se pregunta Santa Teresa, una mujer que escribía magistralmente, cosa que se ve poco, menos que lo mismo en hombre, si verdaderamente sabemos amar. El amor al muerto no es amor, es cháchara de viejas y teatro en comunidad. Yo me alegro mucho cuando oigo que éste o el otro se ha muerto. Como decía un tío segundo mío, con lo majo que era, cuando uno se moría: "al puchero". Luego se murió, y el mismo fue al puchero. En los velorios hay también una especie de cague generalizado; lagarto lagarto. No es la cosa como para reírse. Muy mal. Estoy contigo del principio al fin. Alégrate con la muerte. Hay ciertos dignatarios, que cuando mueren, yo brindo. El próximo entierro de prohombre, haremos una fiesta.
    Daqui Bizarro

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  2. Que bizarro eres Daqui. Ese brindis queda pendiente cuando alguno vaya "pal" puchero. Mucha cara es lo que tienen los lloriques. Aproverchan la ocasión para mostrarse piadosos ante la comunidad.
    Muy interesante eso de amar al ser superior. No tiene por qué ser peligroso. Si ese ser es bueno. Pero claro, vaya cosas que pido. Además, siendo sincero, no veo ni un ente superior por ahí. Ni uno solo. Sólo veo Mujeres que atesoran un polvazo

    Ramiro

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