Tenemos en este país una especie de epidemia de infantilismo galopante. Vemos a tipos medio calvos, de 40 tacos, que prefieren vivir con mamá para que le planche los calcetines. Y mamá tan contenta porque así tiene a su bebé esclerótico, metidito en casa para poder arrullarle y colmarle de cuidados.
El problema es del nene, que debería tener ganas de salir corriendo y también de los papis, que mejor le invitan a abandonar la casa en vez de decirle que con quien vas a estar mejor que con mamá.
Y esto es una de las causas por las cuales, los jóvenes españoles, son los que sufren una peor situación de paro en toda Europa. Si todos los jóvenes mayores de 25 años se tiraran a la calle, a valerse por sus propios medios, tendríamos 10 millones de mendigos en este país. Pero como se han quedado con mamá, tampoco han luchado por mejorar su situación. El estado no ha tenido que procurarles un porvenir ya que la familia ha desempeñado esa labor. Pero esa inactividad ha provocado la pérdida de toda una generación.
Hay una enorme marabunta de gente que no puede irse a vivir a dos calles más para allá de papá y mamá. Y claro, los tienes en casa cada tarde a cuidar el nene, a por la leche, etc. Eso tampoco es sano. Una pareja necesita tiempo y soledad para convivir. Las visitas, de vez en cuando y cortas, mejor que interminables.
Además, el estar bajo la falda de mami es un arma de doble filo. Es cómodo, pero pueriliza y te impide salir ahí fuera a pelear. Además, las familias acaban por no ser como tú esperabas y cuando de verdad necesitas su ayuda te dicen "mañana hijo, mañana", porque siempre te verán como a un niño y se niegan a envejecer, a pasar el testigo. Por eso hay que salir, y volar sólo.
Ramiro Carvasio
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