Y es que lo de ser católico o protestante ya es muy antiguo. Queda fatal en las fiestas. Es para mi abuelo. Pero lo que pah que, quien es el guapo que no cree en nada. Con lo tonto que soy. ¿Donde entro yo en trance ahora?.
Pues me he hecho budista. Un chollo. Te buscas la foto y los libros de un indio mugriento y chalado, vestido de naranja y con cara de timador. Y luego es ya como lo quieras llevar. Meditas, te retiras un fin de semana, la naturaleza, los pies llenos de callos en la boca de tu vecino. Es lo más chorra que se puede encontrar en el mercadillo religioso. Y luego llega Navidad, cuando nace el bicho, y hala, a comprar regalos. Da igual. Luego, meditas un rato, tres pedos y a la cama budistamente. Hombre, luego tienes que saber un par de términos como Guita, (dinero), Baharibab, que creo que es papada, chakra-chackra, Yogui y Bu Bu, y mezclarlo con toda clase de memeces para chiflados como auras, culos, eneregías, bais bais, y lo que quieras. Aquí vale todo.
Eso sí, al Dalai Lama, vamos, en un pedestal. Da igual que fuera un esclavista. Con esa cara que tiene, no puede ser malo. Eso sí, el brazo lo tiene helao. Y he conocido una gente, buf. Somos lo más pesao que hay. Porque somos apostólicos. Vamos por ahí convenciendo a la gente de bien de que no hay nada como la postura del perro descalzo pulguiento. Como dice el Gurú, Yoguimananda Chorriblaurios, el tipo más piojoso que nos encontramos pidiendo pa tabaco en Grasahar, al lado del hotel, "mira que pies".
De verdad, que recomiendo mucho todo este tinglado. Nadie se mete contigo aunque les hagas perrerías. Y luego puedes ser todo lo facha que quieras, que cuanto más budista, más piedetario y más Yogui en el Parque Yellostone, mejor.
Ramiro Carvasio
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